Beijing no quiere una guerra comercial, pero no tiene miedo de librar una, dijo el Ministerio de Comercio chino.
“China se dedicará a este fin a cualquier precio y definitivamente luchará con firmeza” si Washington persiste en su “proteccionismo”, dijo el departamento en un comunicado.
La propuesta de Trump intensificó la que se ha perfilado ya como la mayor batalla comercial desde la Segunda Guerra Mundial. Los mercados bursátiles de todo el mundo sufrieron caídas estrepitosas mientras los dos gigantes económicos se ponen en guardia por las agresivas tácticas comerciales de Beijing. La situación se había calmado el miércoles y el jueves con la esperanza de que Estados Unidos y China hallaran una solución diplomática.
En vez de eso, tras el cierre de los mercados, la Casa Blanca anunció el jueves que Trump había ordenado a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) que considerara si la aplicación de aranceles adicionales por 100.000 millones de dólares sería apropiada y, de serlo, que identificara a qué productos debería aplicarse. También dio instrucciones al secretario de Agricultura para “que implemente un plan para proteger los intereses de nuestros granjeros y de la agricultura”.
“Las ilícitas prácticas comerciales de China _ignoradas durante años por Washington_ han destruido miles de fábricas estadounidenses y millones de empleos estadounidenses”, declaró Trump en un comunicado que anunciaba la decisión.
La última escalada llega después de que la Casa Blanca anunció el martes que impondría aranceles del 25% a 50.000 millones de dólares de importaciones de China. Beijing respondió de inmediato con un incremento similar para una lista de productos que incluye la soja, la mayor exportación estadounidense a China, y aeronaves de hasta 45 toneladas (41 toneladas métricas) de peso. Entre los bienes señalados por las autoridades chinas figuran carne de res, whiskey, vehículos particulares y químicos industriales.
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