Jornada entrega de ayuda concluye con 2 muertos, 285 heridos y 60 deserciones

​Según informó la agencia Reuters, dos personas murieron el sábado en Santa Elena de Uairén, la localidad venezolana más cercana a la frontera con Brasil, desde donde se esperaba el paso a través de la aduana de dos pequeños camiones cargados con ayuda humanitaria provenientes de la vecina nación.
Fuertes detonaciones se escuchaban mientras se registraban choques entre las fuerzas de seguridad y manifestantes. En el hospital de la localidad, una doctora dio un reporte oficial con al menos una decena de heridos y los dos fallecidos.
Asimismo, periodistas reportaron que en el paso fronterizo de Colombia a Venezuela también se produjeron actos violentos y que uno de los camiones con ayuda humanitaria que llegó al lugar esta mañana, fue incinerado, aparentemente por miembros de la Guardia Nacional que trataban de evitar el paso de los camiones hacia territorio Venezolano.
Durante la jornada  más de 60 miembros de las fuerzas armadas de Venezuela desertaron y se quedaron en Colombia, según reveló el Departamento de Migración del país vecino.
La represión ejercida por el gobierno interino de Nicolás Maduro, para evitar a toda costa el ingreso de ayuda humanitaria por los puestos fronterizos, fue evidente a lo largo de toda la jornada, especialmente en Ureña. Numerosos reportes coincidían en denunciar que allí, con balas de goma y gases lacrimógenos, soldados de la Guardia Nacional Venezolana trataron de dispersar a centenares de miembros de la población civil que protestaban por la negativa del gobierno en disputa de Nicolás Maduro, a autorizar el ingreso de ayuda humanitaria al país y por la represión impuesta.
La jornada cerró con una tensa calma y con el interrogante con el que comenzó el día: Cómo garantizarán los promotores del cerco humanitario, que efectivamente la ayuda humanitaria que tanto necesita la población civil venezolana que permanece dentro de su país, podrá ingresar a ese territorio.
​Protección y garantías para los desertores
Asimismo, Guaidó dijo que la garantía de la amnistía a los militares “es un hecho” porque “es la Constitución y los derechos humanos los que los protegen”.
En principio se anunció la deserción de un grupo, de al menos cuatro miembros de las fuerzas armadas y luego, como un efecto dominó, se fueron sumando más a la lista, pese a que el mandatario en disputa, Nicolás Maduro, persiste en asegurar que cuenta con todo el apoyo de las fuerzas armadas de su país y catalogó el esfuerzo del sábado como un “fracaso”, que describió como un “intento golpista de EE.UU.”.
Según un comunicado oficial de Migración Colombia, sólo en el departamento del Norte de Santander, 53 miembros de las fuerzas armadas de Venezuela depusieron sus armas en la frontera y cruzaron hacia Colombia. Entre ellos se encuentran miembros de la Guardia Nacional, de la Armada, de la Policía Nacional Bolivariana y de las Fuerzas Especiales (FAES).
El organismo también informó que en el departamento de Arauca fueron recibidos ocho miembros de la Guardia Nacional, la Armada y el Ejército.
Algunos de los uniformados que depusieron las armas se presentaron ante el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, para jurarle lealtad.
Por su parte, Guaidó, quien ya había hecho un llamado a los militares, a través de su cuenta de Twitter, felicitó a quienes depusieron sus armas.
Imágenes grabadas durante las primeras horas de la mañana, registraron el momento en el que algunos de ellos, frente a las autoridades de Migración Colombia alzaron sus brazos en señal de rendición, justo en el puente fronterizo por el que se esperaba la circulación de los camiones cargados con ayuda humanitaria para los venezolanos que aún permanecen dentro de territorio de su país.
​Uno de los militares que anunciaron  su deserción, el sábado, fue el mayor del ejército venezolano, Hugo Enrique Parra Martínez, quien reconoció a Juan Guaidó como su presidente y aseguró que “estaré en lucha con el pueblo venezolano en cada marcha con el corazón de nuestra patria.
De igual manera, dos mujeres integrantes de la policía venezolana también se entregaron, entre lágrimas, al gobierno colombiano.  Una de na de ellas invitó a sus colegas de filas a que “luchen por Venezuela” y agregó en respuesta a  preguntas  periodísticas en Cúcuta:  “peor no podemos estar”.
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