La
inseguridad que se vive en toda la República
Dominicana, esta ramificando sus tentáculos en toda la provincia
Espaillat, específicamente en el municipio cabecera de Moca, donde en
cada barrio y sector, sobre todo de clase media y baja esta sembrando
el terror, ante las miradas indiferentes de las autoridades civiles,
militares, gubernamentales, religiosas y demás sectores que forman la
sociedad, los que solo hablan mucho pero hacen poco para frenarla.
Moca
se ha convertido en tierra de nadie, donde los delincuentes hacen y
deshacen e impunes se pavonean orondos, sembrando el terror en la población, que
pacientemente espera un accionar por parte de las autoridades
correspondientes, a fin de terminar con esta pesadilla en la que
viven, a causa de estos antisociales.
A
todo esto se le suma el éxodo masivo de inmigrantes haitianos,
copando nuestros centros de salud públicos, pariendo como curios y
mermando nuestras fuentes de trabajo en detrimento de los locales,
que ven como cada día se le aprieta su situación económica, muchos de
ellos obligados a enredarse en los tentáculos de la delincuencia.
Todas
estas situaciones por la que estamos pasando los mocanos y el país completo, son el reflejo de que estamos huérfanos de autoridades, en el sentido amplio de la palabra. El
gobierno y los sectores políticos parecen estar atados,
la policía nacional parece estar confabulada con la delincuencia, las
religiones y sectores económicos parece solo importarles sus propios
intereses, los grupos populares, juntas de vecinos, están politizadas,
cada quien buscándose lo suyo.
Para
decirlo en pocas palabras, por
lo que se ve,
no
hay ni habrá, de seguir la situación como va, un coronel que se case
con la gloria, que impida que la República Dominica salga del oscuro
y desolado valle de la inseguridad y el desasosiego en que la
delincuencia, la corrupción y el sistema político nos han sumergidos
a cada uno de sus ciudadanos.
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