Silvio Herasme Peña es una luz permanente de dignidad, que no puede morir tan sencillamente.

Dr. José Rafael Vargas
En la madrugada de hoy lo sorprendió la muerte. Un infarto fulminante paralizó su corazón. El periodismo dominicano ha perdido a uno de sus cerebros mejor armados; de una vocación trascendente hacia los valores inmanentes de la pureza y el honor.

Silvio fue el maestro, el amigo, el compañero, el modelo de periodista honesto, sabio, inteligente, perspicaz y agudo.
Admiré siempre su nobleza, su templanza y sobre todo, su voluntad de vivir dando ejemplo. Era serio y puro como el roble, y no se arredraba ante nada.

La injusticia y la inmoralidad lo atormentaban. Hoy siento el deber de recordar con mucho cariño a sus hermanos Emilin y Don Yiyo. Triada que constituyen troncos venerables del periodismo ético, de la buena formación para el ejercicio sano y especialmente de la lucha por crear en el país una democracia real, sin los lastres de la dictadura. Quise mucho a Silvio.

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