Moca, la ciudad del viaducto

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Por Ligia Minaya
Moca.- Por el norte, aparece con lejanía El Mogote. Entramos a Jábaba, con sus terrenos escarpados. Vamos a Estancia Nueva, La Ermita, Ceiba de Madera, El Cacique, Guaucí, Las Lagunas, Juan López, Jábaba, La Soledad, El Algarrobo, Hincha, La Isleta, Ortega, La Guázuma, El Corozo, Villa Trina, Juan López, cada lugar es un recuerdo.

Era vivir caminando para visitar amigos, familiares, recorrer las montañas y esos pueblitos que nos llenaban de emoción. La Provincia Espaillat, con Moca como pueblo de ensueños era el lugar de paraíso donde nacimos, nos criaron, fuimos al colegio, a las escuelas públicas, a las iglesias, al cementerio, a La Cancha, a La Piscina, al Club Recreativo, a las retretas, al Teatro Maritza. Moca era amante del orden, del porvenir, del progreso y de toda esperanza.

Al inicio de Moca, los apellidos más conocidos son: Brache, Cabrera, Rojas, Lara, Vázquez, Pérez, Jiménez, Rodríguez, Cabral, Salcedo, Pichardo, Almonte, Badía, Jáquez, De la Maza, Guzmán, Tapia, Cueto, Michel, Estévez, Lapeyretta ¿?, Cáceres, Riva, Lajara, Álvarez, Córdoba, Morín, Morillo, Ceara, Pacheco, Arnaud, Contín, Viñas, López, Aybar, Del Orbe, Bidó, Ramírez, Comprés, Lizardo, y algunos que continúan siendo mocanos desde siempre pero parece que todavía no estaban aquí cuando se fundó este pueblo. Hay apellidos que parece que han cambiado de nombre pues no se sabe quiénes eran y en qué calles vivían.
Moca es era un pueblo lleno de vida, floreciente, tranquilo, donde se podía caminar noche tras noche, donde el café y la yuca todavía son famosos por sus cosechas abundantes y su buena calidad, las calles del pueblo eran rectas, la mayoría de las casas hechas de mampostería y aunque la mayoría eran de madera y techadas de zinc, la verdad que eran hermosas. No causaba sorpresa que hubiera casas de dos pisos. El cementerio cuidado y muy respetado. Y decían que en este pueblo había mujeres muy hermosas, de tez trigueña, rosadas mejillas, ojos grandes y bonitos, elegantes cabelleras negras, y cuentan que los hombres que pasaban por su lado, les decían: “A los pies de vuestra merced.”
Ahora es una gran pena que en Moca hayan cambiado muchas cosas para mal. Es difícil salir a caminar por las calles y, como antes, sentarse en la calzada, asomarse a la ventana que permanecía abierta desde que amanecía y esto se debe al vandalismo de hombres, mujeres y muchachos que roban, matan y golpean a quienes intentan robar un celular, una cartera y no sabremos cuantas cosas más. Este pueblo que vive todavía en nuestro corazón y nuestra alma no lo olvida, nos traerá recuerdos, solo buenos recuerdos y un amor que nunca se olvida. Ojalá los políticos que se hacen dueños de lo que somos y lo que fuimos se dediquen a educar al pueblo y dejen hacer lo que no deben hacer. “Moca, pedazo de cielo, aquí entre tus palmas se mecen airosos, paisajes de sol...”
Moca

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