
Por: prof. Octavio García
Mi principal herencia, ¨la palabra¨ heredada de uno de los
seres humanos más importantes en mi vida, mi abuelo Tomas Arroyo, un líder que
no solo fue curandero, sino que estuvo al servicio de su comunidad, cultivando precisamente
con el respeto a ¨la palabra¨ como una filosofía de vida, cariño, admiración y porque
no decirlo, respeto de todos los comunitarios y sectores sociales de la época.
Quienes les conocieron le llamaban el médico del pueblo, por
tanto, viniendo de ese ejemplo y de esa generación, aprendí a tener respeto por
mi persona, respetando y valorando a los demás en su justa expresión, partiendo
del empeño de la palabra y la opinión que los otros tenían sobre mí.
He tenido claro la imagen de las gentes que han estado a mí
alrededor y sobre todo de aquellos que han sido realmente líderes, los que he
visto crecer sobre la base del ejemplo.
Ejemplos dignos de ser imitados, por su diáfana trayectoria, su
pulcritud en los manejos de las cosas pública y privada, pero sobre todo por
ser modelo de lo que significa ser un padre de familia, en esta sociedad tan convulsionada
como ha sido el caso del ingeniero Juan Francisco Caraballo.
Su ejemplo ha sido el producto de las acciones heredadas de
sus padres, quienes fueron respetados y valorados en la comunidad de Paso de
Moca, valiéndole el mérito de ser considerado como una familia modelo, no por
la cantidad de hijos tenidos, sino que eso no sirvió de excusas como en otras
familias, para inyectarles los valores morales, éticos y religiosos, que lo han
llevado tanto a él como a sus hermanos, a predicar con el ejemplo de sus
acciones y ser ente sociales dignos de ser imitados.
Nunca como hoy, en estos tiempos modernos, la sociedad
dominicana había necesitado y reclamado que en el espacio político graviten personas
que puedan no solo exhibir esos valores, sino que lo practiquen, que crean en la familia, que prediquen la
moralidad, que piensen en el pueblo.
Que cultiven la humildad como un valor y no como una
herramienta para seducir y confundir a las personas, con un propósito mal sano,
dando continuidad a esa lucha encarnizada desde el poder, en sus propios
beneficios y no en los del país y con ellos de los más necesitados.
Es por ello que necesitamos que usted sea el representante de
la provincia Espaillat en el senado de la república, para que con esos ejemplos
que los adornan, los extrapole desde la cámara alta, y den al traste con la
sociedad que merecemos los dominicanos y dominicanas, pero sobre todo, esa
clase, a los que todos llamamos, el futuro de la patria.
Necesitamos su humildad y sus ejemplos, para que legisle a
favor de la familia, de la que usted como padre es modelo. De esa forma garantizamos que haya menos crímenes,
menos robos, menos atracos, menos niñas embarazadas, menos obstáculos en el
camino de aquella claque económica que siempre ha tenido la desgracia de solo tomársele
en cuenta para salpicarlo con el lodo de la ignorancia y ser sometida día a día,
a tener que ponerse la camisa de fuerza de la desesperación.
Este es el momento para que todos entendamos que el ingeniero
Juan Francisco Caraballo, forme al igual que el presidente de la república,
licenciado Danilo Medina y el Ministro de Educación, licenciado Carlos Amarante
Baret, los tres mosqueteros modernos, que nos sacaran de ese oscuro y desolado valle
de la incertidumbre a que hemos sido sometidos década tras décadas, por
personas que no pueden ver mas allá de sus propios intereses.
Esta dinámica social, la democracia, le tiene un espacio
guardado para que pueda ocupar una curul, y que sirva de sostén a las
necesidades de su pueblo.
La sociedad avanza a pasos agigantados. Hoy más que nunca es importante, más que un
discurso enmarcado en el mundo de las ideas, una tribuna para las acciones, que
la sociedad le tiene reservado, para honrar y que siga honrando su comportamiento.
Usted ha sido y no nos queda la menor duda, que lo seguirá
siendo, un gerente a carta cabal, sin haber tomado el más mínimo centavo a título
personal, haciendo que sus acciones vayan en beneficio de lo que en su momento
se ha entendido que es para el beneficio del pueblo y no de los suyos propios.
Usted ha tenido grandes maestros, comenzando por el máximo líder
del Partido de la Liberación Dominicana, profesor Juan Bosch. Un presidente que en el actual momento el
pueblo reclama cuatro años más, independientemente de lo que son las
intenciones partidarias, el licenciado Danilo Medina es el candidato del
pueblo.
Un ministro para orgullo nuestro, mocano, que ha estado
llevando a cabo lo que es la Revolución Educativa, que pronto pondrá a nuestro país,
en el camino de la competitividad profesional, para exportar recursos humanos
calificados que demanden otras naciones hermanas.
Usted va a llegar, porque lo necesitamos para que continúe la
obra de Juan Pablo Duarte, de Gregorio Luperon y de todos aquellos que en su
momento hicieron una revolución de almas y que usted pueda seguir esa gran revolución
que en el presente siglo, la inició Juan Bosch, con un aporte político, al
haber entregado a la sociedad dominicana dos históricos partidos, siendo su rol
en el principal de ellos la de aportar para que podamos tener una sociedad digna
como la soñara su fundador.
El pueblo ha hablado, los sectores profesionales lo han
dicho, siendo estos los más influyentes, comenzando por los maestros, los agrónomos,
contables, abogados entre otros, y los que dentro del partido entienden que
esta es su oportunidad, la que merece, la que se ha ganado con su
comportamiento real, por su honradez y la que se ha ganado, varga la
redundancia, por imitar los buenos
ejemplos, lo que nos hace orgulloso de decir que usted ¨es uno de nosotros¨.
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