Por.- Marino
Batista
Hoy día, es
imprescindible que los llamados líderes de nuestra sociedad y de nuestras
comunidades, sean capaces de adquirir la formación política necesaria, los
conocimientos y la sabiduría que caracterizan a un líder para influir en los demás.
La transformación de nuestras
sociedad y de nuestras comunidades, solo serán posible, cuando en nuestros
lideres; prevalezca en ellos, su verdadera identidad e individualidad como
seres humanos, su estabilidad emocional y la quietud de su ser espiritual, que les permita hacer
uso de su silencio, para que sean capaces de escuchar sus propios ideales.
Convertirse
en observadores constante de nuestras sociedad y a la vez ser capaz de invertir
el tiempo necesario para capacitarse en todas las aéreas del saber y no apartar
de ellos, la adquisición de sus crecimientos personales, los cuales les permitirán
crear conciencia y concientizarse a sí mismo, entendiendo que el verdadero líder
es aquel que no divide nuestros núcleos familiares y nuestras instituciones
sociales, solo construye, es visionario y conciliador entre las partes.
Por
lo general, el verdadero líder es un ejemplo de familia en nuestras sociedad y
sobre todo en nuestras comunidades, transmitiendo valores morales que emanan
del seno de su propia familias, como la honestidad, la ética, la vultuosidad,
la prudencia, la compasión, la caridad, la empatía y la humildad necesaria para
compartir el dolor que padecen todos los integrantes de nuestras sociedad.
El
verdadero líder con su trabajo y su esfuerzo, lucha por los mas sanos intereses
para beneficiar a nuestras sociedad, contribuyendo con el desarrollo, el
progreso y el bienestar de nuestra sociedad y el futuro de nuestras nuevas y
futuras generaciones, las cuales son el núcleo esencial de nuestras sociedad.
El
verdadero líder no es una proyección del discurso político de los demás líderes,
sino del discurso que emana de sus propios ideales.
El verdadero líder se caracteriza porque sabe escuchar su espíritu y pone en práctica sus más nobles instintos y se deja guiar por ellos, posee uno de los dones más preciados de nuestras vidas, que es el don de razonamiento, que es parte de su divinidad.
El verdadero líder se caracteriza porque sabe escuchar su espíritu y pone en práctica sus más nobles instintos y se deja guiar por ellos, posee uno de los dones más preciados de nuestras vidas, que es el don de razonamiento, que es parte de su divinidad.
El
verdadero líder trabaja en equipo, goza de un pleno dominio de las relaciones
humanas, que les hacen posible las relaciones sociales con los demás, posee un
gran coeficiente de inteligencia emocional y el euritma para atraer a los demás.
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